miércoles, 8 de enero de 2014

Mi libreta arde, sinceridad la prende.

Soy el que retrata caras tristes en forma de letras, el que trata de mostrar la realidad, el que busca la verdad cuando otros solo su ombligo, soy el amigo que siempre va a estar. Soy la rabia del niño explotado en Nepal, el francotirador apunto de disparar, con su dedo en el gatillo, soy el humo que dio la vida a Picasso, y el ocaso en una tarde de domingo. Soy la elocuencia de un discurso de Robespierre, soy al que sus actos le definen, el éxtasis que tu cuerpo pide, necesario como un librillo OCB o como en diciembre un clínex. Soy la laringe rota, del poeta que le canta a la Luna, la sensación de vivir un infierno, soy la consecuencia de una decisión inoportuna, la musa mutilada en las hojas de mi cuaderno.

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