jueves, 23 de junio de 2016

El Implacable.

Entro en la taberna
serio como siempre,
empuñando un Winchester,
me respeta hasta el sheriff.
El cielo se tiñe gris,
sangrientas reyertas
debido al whisky.
El sitio apesta,
se respira fracaso,
agarro la botella
y lleno el vaso,
bebo calmado,
disparo al techo
y to's callados.
Los buenos me temen,
los malos van conmigo,
armas de filo bajo mi abrigo
y si vacila le doy muerte.
Conocen mi nombre,
también mi trayectoria,
cuentan que un hombre 
cabalga haciendo historia.
Mis pasos no se predicen
y ellos son débiles,
son carne de mi rifle.
Ciegos están,
si no me ven llegar
esos insensatos.
Cobardes van,
como pollos sin cabeza
por mi páramo.
Cabelleras como trofeos
cuelgan de mi caballo.
Dicto el bien y el mal,
la justicia soy yo.
Muchos hablan de un fantasma
de precisión exacta,
ni mil artimañas
pararán mi causa,
conozco sus trampas.
¿Tú tienes un as?
Yo un Derringer bajo la manga.
Todos conocen mi cara
la ven en los carteles,
pone: Wanted
pero nadie se atreve.
Ni vivo ni muerto
aunque vengan cientos,
lluvia de balas
que acribilla sus sienes.
Mi voz solemne
y mi revolver imparable,
para algunos soy leyenda.
Vengo de Whitechapel,
allí dejé mi huella
y más estragos
a mis manos,
que el hambre y la miseria.
Llamadme el Implacable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario